● La Secretaría Distrital de Integración Social fortalece la Política Pública en Seguridad Alimentaria y Nutricional (PPSAN), priorizando el apoyo alimentario, la promoción de hábitos saludables, la agricultura comunitaria y la participación de pequeños productores en compras locales.
● La docente Paula Caicedo destaca la importancia de la educación alimentaria para fortalecer la ciudadanía alimentaria, promoviendo el acceso a información veraz y decisiones conscientes sobre la alimentación.
Bogotá, D.C., noviembre 18 de 2024. Reducir de manera progresiva la inseguridad alimentaria y la malnutrición en los habitantes de Bogotá, es el principal objetivo de la Política Pública Distrital en Seguridad Alimentaria y Nutricional (PPSAN): “Construyendo Ciudadanía Alimentaria”, 2019-2031” y una de las apuestas de la Secretaría Distrital de Integración Social.
La PPSAN plantea líneas de acción como el mejoramiento del estado nutricional de los niños y niñas menores de cinco años, la agricultura familiar y comunitaria, la participación de pequeños y medianos productores en compras públicas locales, incremento de la práctica de la lactancia materna y la promoción de prácticas saludables de alimentación y nutrición, en todos los momentos del curso de vida.
Teniendo en cuenta lo anterior, la Subdirección de Nutrición de la Secretaría de Integración Social, viene contribuyendo a fortalecer hábitos y estilos de vida saludable en la población beneficiaria de los servicios, con apoyo alimentario, a partir del desarrollo de estrategias de Información, Educación y Comunicación (IEC), que favorezcan la apropiación de prácticas adecuadas.
Al respecto, y con el propósito de ampliar los marcos de comprensión de los conceptos orientadores de la PPSAN, como el de Ciudadanía Alimentaria y de enriquecer las estrategias IEC, la docente y asistente del Departamento de Nutrición y Bioquímica de la Pontificia Universidad Javeriana, Paula Caicedo, destacó que existe una relación interesante entre los procesos de educación alimentaria y nutricional y el concepto de ciudadanía alimentaria, en tanto las personas tienen derecho a tener información veraz, accesible y de fácil comprensión que les permita tomar mejores decisiones al momento de elegir y consumir los alimentos.
“Los procesos de educación deben estar acompañados de campañas de comunicación masiva que persuadan a las personas para que tengan nociones de sus derechos y deberes en materia de alimentación”, señaló.
Así mismo, indicó que “transitar hacia la ciudadanía alimentaria implica entre otros aspectos, movilizarse para acceder a una alimentación que favorezca mi salud y la de las personas que integran mi hogar y desarrollar acciones que contribuyan a que el entorno inmediato, por ejemplo, el barrio, pueda ofrecer una alimentación saludable, sin ultra procesados y amigable con el planeta”.
Con el propósito de contribuir a la reducción de la inseguridad alimentaria de los hogares bogotanos, es relevante señalar que el programa Bogotá sin Hambre 2.0 y la Secretaría de Integración Social continúa fortaleciendo los servicios con apoyo alimentario, incluidas las acciones de promoción de prácticas saludables en alimentación, nutrición y actividad física.