Bogotá, mayo 31 de 2017. El 8 de agosto de 1908 nació en Támara, Casanare, Concepción Porras, quien en la actualidad es la persona más longeva en recibir el bono que otorga la Secretaria de Integración Social a personas mayores en situación de vulnerabilidad socioeconómica por valor de $120 mil pesos mensuales.

Para Concepción la vida no ha sido fácil. Huérfana desde los 6 años de madre y a los 14 años de padre, la obligaron a enfrentar la vida con entereza. Cuenta esta matrona que quedó a cargo de una hermana mayor que la maltrataba y la obligó a casarse a los 16 años con un constructor de la zona.

Años más tarde Doña Concepción y sus 5 hijos se trasladaron Chipaviejo (Boyacá), en donde se dedicó a cultivar el campo y vivir del trueque de productos como yuca, café y plátano. Allá vivió hasta los 91 años cuando hermanas e hijas decidieron traerla a Bogotá, para poder cuidarla mejor.

Es así como Concepción inició su nuevo hogar en El Mochuelo Bajo, un barrio en la localidad de Ciudad Bolívar en donde se combinaba la ciudad con el aroma del biogás que sale del Relleno Doña Juana y la ruralidad que se percibe en el olor de lo que se cultiva en la huertas del sector. Allí habita en una casa hecha de zinc y madera junto con su tercera hija, de 64 años y tres nietos.

Una mañana Concepción jugando con unas tijeras, según cuenta, hizo añicos la tarjeta y la cédula de ciudadanía lo que ocasionó dificultades en el pago de esta ayuda distrital situación que la obligo a sacar una nueva tarjeta bancaria.

Fue así como el pasado 26 de mayo, Concepción Porras, apoyada de su bastón y del brazo de su hija María Salcedo, se dirigió a la subdirección Local de Arborizadora Alta, en donde recibió su nueva tarjeta débito, que le permite continuar su vida de manera digna.

En medio de un acto cultural, que incluyó danza y serenata, esta centenaria recibió no sólo su tarjeta (junto con otros 50 adultos mayores) sino un homenaje por parte de cerca de 200 personas de la localidad que la destacaron como mujer símbolo de tesón y perseverancia.

Con sus 108 años de historia, Concepción tiene una salud envidiable como lo afirma el médico que la valora en la vereda Pasquilla. Tiene
gran visión en sus ojos y oye bien, o al menos lo que le conviene dice entre risas su hija.

“Gracias a Integración Social por tenernos en cuenta, por la entrega del bono, por haberme dado la oportunidad de cuidar a mi madre, porque su buena salud entre otras cosas tiene que ver con la tranquilidad que le genera el bono que recibe. La mayor parte del dinero lo invierte en comida porque gracias a Dios puede comer de todo”, explica su hija.

Visiblemente emocionada Concepción recibió el bono y susurró; “esto es una buena obra porque es para gente como yo que lo necesita”, concluyó la matrona.