• Durante el tiempo de cuarentena, ha recibido apoyo alimentario y psicológico de parte de los profesionales de la Secretaría de Integración Social.

Bogotá, 13 de mayo de 2020. Luis Norberto Zapata, de 64 años, vive de la pintura y el arte que crea en la sala de su casa. Pero la cuarentena, como a todos los trabajadores informales, lo ha llevado a tener crisis económicas que trata de afrontar manteniendo las ventas desde casa.

“La fabricación de obras ha aumentado debido al asilamiento y al tiempo libre que tengo, pero a la hora de vender ha sido más difícil”, relata este hombre nacido en Anserma Nuevo (Valle del Cauca) de donde heredó el tono pausado al hablar.

Estaba acostumbrado a ofrecer sus obras en una esquina de Kennedy, pero ahora se ha volcado hacia la oferta virtual, aunque el resultado no ha sido tan bueno como quisiera. Primero, porque “en la calle el cliente podía ver la calidad y material de la obra. Segundo, porque muchos de los compradores, amigos y compañeros míos no tienen dinero, se encuentran sin empleo o sus ingresos no les alcanzan para adquirir obras de arte”, explica Luis.

Solía ubicarse justo al frente del Centro Día Caminos de Vida, donde las personas mayores encuentran actividades y talleres de formación para enriquecer sus vidas. Hace ochos meses venció la curiosidad y decidió acercarse para conocer el servicio, porque mientras vendía sus trabajos en la calle escuchaba a las personas mayores referirse a los cursos que allí se realizaban. Él quería aprender sistemas.

Erika Cuervo, de la Subdirección local de la Secretaría de Integración Social en Kennedy, invitó a Luis a vincularse al servicio, y desde entonces ha estado recibiendo apoyo nutricional, acompañamiento en temas de salud y desarrollo personal integral. Fue allí, de la mano del equipo de profesionales, donde aprendió a usar el celular por el que hoy intenta comercializar sus productos.

“El servicio del Centro Día está enfocado en atender integralmente a las personas mayores de la localidad de Kennedy, reconociendo sus destrezas y capacidades, porque estas fortalecen su autonomía como parte de una vejez activa, participativa, digna y feliz”, manifiesta Erika Cuervo, coordinadora del Centro Día Caminos de Vida, uno de los dos que tiene la localidad de Kennedy, en los que se atiende 255 personas.

Aunque el paso del tiempo tiene su efecto… “Me a tallar la madera. Antes, al día podría hacer entre dos y tres cuadros, pero los años no llegan solos y ya estas manos no rinden igual”, menciona con cierta nostalgia este hombre que llegó a Bogotá cuando tenía 12 años, después de que los grupos armados obligaran a su familia al desplazamiento.

En esta ciudad conoció al amor y tuvo dos hijas. Años después se separó y fue despedido de la empresa donde trabajó por décadas. Pero fue ese quiebre el que lo llevó a trabajar en pintura y escultura y descubrir los dones en el arte de la madera, con lo que ha logrado sobrevivir durante los últimos años.

Ahora, durante el aislamiento está en su casa, y gracias a los servicios del Centro Día al que está vinculado y la Subdirección para la Vejez de Kennedy, Luis Norberto ha recibido apoyo alimentario y psicológico para mantener el ánimo arriba y persistir tanto en su actividad creativa como en su estrategia de ventas por Internet.