• Una historia de creatividad y solidaridad en el barrio Divino Niño de la Localidad de Bosa.
• Don José Antonio Gómez rechazó el apoyo alimentario del Distrito que llegó a su barrio el 29 de mayo
Bogotá, mayo 28 de 2020. Don José Antonio Gómez tiene 67 años, vive en el Barrio Divino Niño de la Localidad de Bosa junto a su familia. Toda la vida se dedicó a la construcción y con orgullo dice que la casa donde habita la fue haciendo, poco a poco, con sus propias manos. Desde hace dos años ha tenido dificultades para encontrar trabajo por su edad, sin embargo, cuenta con el respaldo de sus hijos para su manutención y la de su esposa. En esta familia, el cuidado lo es todo. Todo han asumido con responsabilidad las indicaciones para la protección del coronavirus. Lavarse las manos frecuentemente, el uso del gel antibacterial, el tapabocas, el aseo y la limpieza hacen parte de su rutina. Incluso, don José Antonio y su yerno se ingeniaron un equipo de aspersión para la desinfección de las personas que ingresan a su casa. Es una cámara que funciona con una motobomba llena de agua con hipoclorito y alcohol. Está dispuesta en el pasillo de ingreso y tiene la opción de funcionar automática o manualmente, así, todo el que entre a la casa queda desinfectado. Y aunque no permite que ninguna persona que no pertenezca a su núcleo familiar ingrese a su vivienda, la preocupación por el cuidado traspasa las paredes de su casa e incluye a sus vecinos.
En días pasados se realizó la entrega de ayudas alimentarias en su barrio como parte del Sistema Bogotá Solidaria en Casa. Hasta la casa de don José llegaron funcionarios del Distrito pero él se negó a recibirla porque consideró que “hay personas que lo necesitan más”, como su vecino que “vive sólo en esa casa y nadie le colabora. Yo no es que tenga, porque no estoy pensionado, pero mis hijos ayudan. Y pienso que si yo siento hambre, los demás también sienten”. En su niñez, fue testigo de los efectos de la viruela que le ocasionó la muerte a muchas personas y considera que como los jóvenes no habían vivido esas epidemias, no creen en la gravedad de este virus. Por eso insiste en la necesidad de entender que esto no es un juego y hace un llamado a los ciudadanos para que acaten las recomendaciones de las autoridades porque en la medida en que cada quien se cuida también está cuidando a otros, puesto que todos somos vulnerables ante el contagio. Esta pandemia ha cambiado las rutinas, y ha restringido especialmente la movilidad para las personas mayores, pero don José Antonio ha demostrado que, con iniciativas y solidaridad, se puede ayudar a disminuir los efectos de la pandemia. |
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