- El protagonista y promotor de incentivar la fiesta de alegría es Alfredo Hurtado, un hombre de 64 años compositor y cantante que recibe los servicios sociales de la Secretaría Distrital de Integración Social.
- El Centro Día Tejedores de Sueños propicia el desarrollo de talentos, el fortalecimiento de habilidades, con un menú de actividades que incluye, música, artes plásticas, actividad física, huerta, juegos de mesa, donde pueden socializar y disfrutar.
- Los talleres de arte le permitieron a Alfredo reencontrarse con su talento musical, una oportunidad para compartir con sus compañeros y recordar sus años de infancia cuando cantando conoció gran parte de Colombia.
Bogotá, D.C., agosto 23 de 2022. Coplas largas y cortas, música popular y el ritmo de canciones carrileras al son de la guacharaca contagian de alegría a los participantes del Centro Día Tejedore de Sueños en Ciudad Bolívar. El protagonista y promotor de incentivar la fiesta es Alfredo Hurtado, un hombre de 64 años compositor y cantante que recibe los servicios sociales de la Secretaría Distrital de Integración Social.
Este manizaleño se beneficia, hace seis meses, de la atención integral del Centro Día. Los talleres de arte le han permitido reencontrarse con su talento musical, una oportunidad para compartir con sus compañeros y recordar sus años de infancia cuando cantando conoció gran parte de Colombia.
La historia de Alfredo con la música inició en los buses intermunicipales en toda la Región Caribe, cuando apenas contaba con 10 años de edad. En su adolescencia, se adentró en los llanos orientales donde pasó parte de su vida sembrando cacao, plátano y yuca; luego de varias situaciones de orden público, decidió llegar a Bogotá.
“Yo era sin agüero, no me daba miedo, viviendo la pobreza que se vivía en esa época, yo tenía era hambre y ganas de conocer. Mi ‘Taita’ me decía que cantando era un gallito, halagando mis presentaciones en las paradas de algunos pueblos en Barranquilla, Cartagena, la Guajira, Maicao, Sincelejo, Valledupar, Montería”, contó Alfredo.
Tiene cerca de 1.200 canciones interpretadas que incluyen a Gabriel Raymond, Vicente Fernández, Julio Jaramillo, Olimpo Cárdenas, Darío Gómez, Antonio Aguilar, complaciendo solicitudes de vecinos, amigos y familiares cercanos.
“Estoy agradecido con la guitarrita y con Centro Día Tejedores de Sueños, porque cuando cree uno que en la vida muchas cosas terminan, no es así hay una luz en el camino y eso es el Centro Día, un lugar para pasar como amigos, reír, crear coplas, recordar tiempos ya idos y robarle un poco de alegría a la vida”, agregó el cantante y participante del Centro Día.
En Tejedores de Sueños, Alfredo recibe apoyo alimentario, orientación psicosocial, espacios de recreación, talleres de desarrollo artístico y cultural; además de atención básica en salud y fortalecimiento de redes familiares, aspectos que contribuyen a su bienestar integral y de todas las personas mayores de Ciudad Bolívar, vinculadas al servicio.
“Don Alfredo Hurtado, músico empírico ha sabido sortear a través de la música, las situaciones difíciles que la vida le ha impuesto, poseen una capacidad de recentismo impresionante para la composición y puede hacer en un momento una letra a todo lo que se proponga. Complacido de colaborar con el proceso de fortalecimiento para que sus conocimientos se potencien y puedan dejar evidencia de su proceso como ejemplo de vida”, indicó Gilbert Arévalo, profesor de música de Idartes.
Yeisson Rodríguez, líder del Centro Día aseguró que “el Centro Día Tejedores de Sueños es un lugar pensado para que las personas mayores de Ciudad Bolívar se acerquen y compartan con sus pares, se reencuentren con sus destrezas, consoliden redes de apoyo y reciban atención de un equipo profesional que los acompaña y los orienta para que su salud física y emocional no se deteriore”.
Alfredo vive feliz, cantando y componiendo las canciones que en sus momentos de inspiración le regalan, asiste a los talleres de arte y desarrollo humano. Con la certeza de encontrar un lugar donde la vejez se hace más amable y le permite tener cada día un aliciente para volver a cantar y componer una bonita canción.