“No entiendo porque mataron a mi profesor, el no le hacía daño a nadie, solo se preocupaba por nosotros los que vivimos en las calles, él siempre me daba consejos, y uno de ellos era que dejará las calles, que debía pensar en mí y mis cuatro hijos, que aunque estén con el papá ellos necesitan a su mamá a su lado. Yo ya estoy saliendo de este infierno, quiero trabajar y ser alguien en la vida para ser el orgullo de ellos, gracias profe por tus palabras y tus enseñanzas, nunca te olvidaré y donde estés que Dios te Bendiga” comentó entre lágrimas, Paloma una participante del Centro de Acogida Óscar Javier Molina.
El pasado 28 de septiembre se conmemoró el segundo aniversario del fallecimiento de Óscar Javier Molina. Un funcionario que todos los días se levantaba de su cama pensando en la manera de cómo convencer a los habitantes de calle para que dejaran los andenes, callejones y tugurios de la ciudad, su sueño era llevarlos a un lugar donde pudieran tener una cama, comida caliente, un baño, y un cambio positivo en sus mentes para su transformación y volver a ser un ciudadano con derechos restituidos.
El Centro que lleva su nombre fue el escenario para que más de cuatrocientos habitantes de calle recordaran a Javier, pero no de una manera triste, ni con melancolía, sino con alegría, música y tertulias para traer a la memoria sus anécdotas, vivencias y que a más de uno, ponía a reír con sus apuntes y bromas.
Una tarde donde ellos y ellas bailaron con las canciones del artista Cesar López, y las diferentes agrupaciones artísticas que no dejaron a nadie sentado. El rock fue el ritmo que los transportó a esa juventud que hoy tanto añoran; “me siento libre”, gritó a lo lejos un participante en silla de ruedas. Durante el homenaje, denominado “Perdonamos pero no olvidamos", estuvo presente el secretario (e) de Integración Social, Julián Moreno y el subdirector para la Adultez, Daniel Mora, más de cuatrocientos funcionarios, familiares, amigos y compañeros que recordaron al hombre trabajador, con carisma, ejemplo de vida y dedicado a una de las poblaciones más vulnerables de la ciudad.
En el transcurso de la tarde se encendió la Llama por la Paz y 160 velas que iluminaron la plazoleta del Centro, dándole luz a cada rincón y dejando de lado la oscuridad que atañe la vida de los que aún les cuesta dejar el mundo de las drogas y el alcohol. El caso de Óscar Javier aún sigue en la impunidad, un plantón en horas de la mañana se realizó por parte de amigos y familiares en las instalaciones de los juzgados de Paloquemao; nadie da explicaciones del por qué su caso está archivado y aún no hay culpables en el asesinato del hombre que trabajó por la inclusión de los ciudadanos habitantes de calle.