• La unión entre Jazmín Esperanza Ospina y Carlos Javier Bautista, beneficiarios del comedor comunitario Veracruz, es un ejemplo de cómo estos escenarios pueden transformar vidas.
• Esta pareja hace parte de las 350 personas vulnerables que asisten al comedor comunitario Veracruz, ubicado en la localidad de Los Mártires.
Bogotá, D.C., enero 23 de 2025. Los comedores comunitarios de la Secretaría de Integración Social no solo ofrecen un plato de comida caliente, sino que se convierten en un punto de encuentro en donde las personas no solo se alimentan, sino que socializan y construyen redes de apoyo. La historia de Jazmín Esperanza Ospina y Carlos Javier Bautista, beneficiarios del comedor comunitario Veracruz, ubicado en la localidad de Santa Fe - Candelaria, es un ejemplo de cómo estos espacios transforman vidas.
Jazmín recuerda cómo todo empezó. “Siempre estuvo pendiente de la hora en que yo llegaba. Luego del saludo, separaba la silla de la mesa para que me acomodara, y ahí empezábamos a charlar. Es muy caballeroso, y eso me 'flechó' inmediatamente”.
Ambos se conocieron compartiendo las raciones diarias de este comedor ubicado en el centro de Bogotá, administrado por la Secretaría de Integración Social. Jazmín es auxiliar contable de 46 años, y Carlos es un artesano de 51 años desplazado de Barrancabermeja, sellaron su unión en apenas un mes. Actualmente, la pareja comparte un proyecto de vida basado en el apoyo mutuo, demostrando que las segundas oportunidades son posibles.
El comedor comunitario Veracruz, donde asisten junto con 300 personas más, ha sido clave para su estabilidad emocional y alimentaria. “Gracias a este lugar, llevo diez años cuidando mi salud, porque nací con un solo riñón y aquí siempre encuentro comida balanceada”, cuenta Jazmín.
Por su parte, Carlos destaca: “Aquí nos sentimos en familia. Si faltamos, preguntan por nosotros. Además, los funcionarios se interesan en cómo estamos, si trabajamos, si fuimos al médico. Es un apoyo integral, no solo un plato de comida”.
Ambos también destacan que, gracias a este apoyo, lograron pasar de vivir en pagadiarios a tener un apartamento propio. Mientras Carlos vende artesanías en la carrera séptima, Jazmín realiza trabajos de digitalización. Su historia demuestra cómo estos servicios impactan positivamente en múltiples dimensiones de la vida de las personas.
En Bogotá, al cierre de 2024, operan 117 comedores comunitarios, tres de ellos abiertos recientemente. Para este año se proyecta la apertura de 18 nuevos comedores, con una meta de 50 nuevas unidades para 2027, en línea con los compromisos del Plan de Desarrollo.