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Secretaría Distrital de Integración Social

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Emergencia Social y Natural

Secretaría de Integración atiende emergencia por ‘ola invernal’

emergencia por ‘ola invernal’

 
Bogotá, marzo 29 de 2017. Yurani Cabrejo, habitante de la localidad de Ciudad Bolívar, vivió una noche de incertidumbre y zozobra ante el torrencial aguacero que inundó su casa y afectó sus muebles y enseres en el barrio El Lucero. En algunos puntos el agua alcanzó hasta metro y medio de altura.  Yurani, en compañía de Doris, su mamá, trataban a punta de escoba de sacar el agua  que entraba caudalosamente desde la calle, mientras su pequeña hija Érika Daniela observaba la escena aterrorizada.   
 
Uno de los primeros equipos que llegó a  ayudar a Yurani y a las demás familias afectadas por la emergencia fue el personal humano del Servicio de Gestión del Riesgo , de la Subdirección para la Identificación, Caracterización e Integración (ICI), más conocida como ‘Casa Rosada’.   
 
Este grupo humano conformado por 26 hombres y mujeres   responde a las activaciones del Instituto Distrital de Gestión del Riesgo- IDIGER- ,  para identificar las personas y hogares afectados; de manera permanente y realizar la  entrega de ayuda humanitaria.
 
Redoblando esfuerzos, con voluntad, sacrificio y mucho corazón el equipo ICI activó el protocolo diseñado para estos casos y, entregó a las familias afectadas en tiempo récord la ayuda humanitaria (frazadas, ropa, camarotes y un kit de aseo) a las víctimas de la fuerte ola invernal que azota a Bogotá.
 
emergencia por ‘ola invernal’ 2
 
emergencia por ‘ola invernal’ 3
 
“Para nosotros es importante la entrega de una ayuda, pero verlos a ellos respaldándonos desde anoche fue reconfortante en medio de lo que estábamos viviendo”, aseveró Yurani, quien además pidió fumigar la zona para evitar la propagación de insectos y vectores causantes de enfermedades tras las aguas anegadas.
 
Por su parte Jarlín Díaz, subdirectora del ICI, invitó a las comunidades de Tunjuelito, Ciudad Bolívar, Santa Fe, y Rafael Uribe Uribe, zonas afectas por las inundaciones, para hacer disposición adecuada de las basuras que son las que terminan taponando el sistema de alcantarillado, no construir en zonas de alto riesgo, ni ocupar las rondas de los ríos, así como sacar las basuras el día y horario establecido
 
La funcionaria agregó que los servidores públicos de la Secretaría de Integración Social están preparados y hacen parte de los turnos para atender la población afectada por emergencias de origen natural.
 
Cifras de Atención desde el 25 de marzo hasta hoy
 
Hogares atendidos: 317
Adultos: 1110
Niños: 443
Para un total 1553 personas atendidas
 

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“Ustedes me cambiaron la vida, más que cambiarla me salvaron de morir”: atendiendo en la emergencia con dignidad

foto de carmen 1

 
Conociendo a Carmen…
 
El sol de la tarde entra por la ventana de la oficina de Emergencia Social de la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) ubicada en el tercer piso del Centro de Atención Penal Integral a Victimas (CAPIV). Una mujer de tez trigueña y ojos oscuros llenos de curiosidad nos recibe con una sonrisa. A su lado un niño de tres años juega con el celular de su mamá como si este fuera un carrito, ajeno a toda la historia que nos relatará su progenitora de la cual él es protagonista. 
 
Carmen María Dokoe Gimaido  es integrante de la etnia ‘Bora’, la cual se encuentra asentada en lo profundo de la selva Amazónica. Para llegar allí desde Leticia se debe tomar una lancha y navegar por el gran río sin descanso por un mes y medio, o ir en avioneta en un recorrido de 8 horas. En lo profundo de esta selva esta mujer tomó la decisión de venirse a Bogotá a cumplir sus sueños, porque en su tierra son pocas las oportunidades. Cuando sólo tenía 16 años llegó a la casa de un familiar pero terminó viviendo en una pieza y trabajando en una cafetería porque su deseo era terminar su  bachillerato, conseguir un mejor empleo y ayudar a su familia. Hasta aquí esta historia  es como muchas otras, sin embargo, la vida de Carmen daría más vueltas imprevistas de las que ya había tenido. 
 
El sube y baja de la vida…
 
3 años después de instalada en Bogotá, en el barrio Altamira, de la Localidad de San Cristóbal; viviendo una situación llevadera entre estudio y trabajo y compartiendo su vida con un hombre que prometía amor y estabilidad quedó embarazada. Al compartir la buena noticia con su pareja, “el cambio inmediato de actitud fue el reflejo de que las cosas cambiarían”. Relata Carmen que al mes, sus palabras fueron: “…muchas gracias. Le dejó la llave de la pieza a la vecina, se largó y no lo volví a ver…”, recuerda.
 
A partir de ese momento todo cambió. Había perdido su trabajo, su pareja, había quedado en el aire, estaba embarazada, sola y sin un peso. Aunque tenía una hermana en la ciudad, las condiciones económicas no permitían una ayuda. Con cuatro meses de embarazo nadie la recibía para un trabajo y a pesar de su búsqueda juiciosa la negativa rotunda por su condición se había sumado a su dolido y desilusionado corazón por el abandono y la soledad.
 
De las repetidas negativas de trabajo, del hambre y el desespero surgió una idea en la mente de Carmen que fue ganando peso a medida que pasaban los días. Abortar era su única salida. Sin embargo, cuando se lo contó a su hermana, ésta le convenció para que no lo hiciera. No obstante, otra posibilidad se abría paso: la adopción. Y así fue como terminó Carmen con su barriguita de 6, casi 7 meses en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), buscando ayuda para entregar en adopción al bebé que venía en camino. Allí le dieron la información sobre el proceso de adopción. Esa era la ayuda que la entidad podía ofrecerle. Pero ella tenía un problema inmediato, pasaba hambre y su hermana ya no podía ayudarle más. 
 
Una funcionaria del ICBF le escribió a Carmen la dirección de Integración Social en un papel y le dijo que ahí ayudaban a la gente de forma inmediata. Ella recibió el papel convencida que era una pérdida de tiempo ir hasta otra entidad ya que al parecer nadie le podía dar una solución real en esta inmensa ciudad.  
 
La ayuda aparece en forma de Casa Rosada…
 
Pero a Carmen le esperaba un destino diferente. Su hermana al otro día la convenció de ir hasta la dirección que le habían dado en el ICBF. “Nada perdemos con ir”, le dijo, y emprendieron el camino hacia el centro de la ciudad. Al llegar encontraron en medio de las casas antiguas una casa rosada con avisos de la Alcaldía Mayor de Bogotá, en donde desde su entrada las recibieron muy bien.
 
Mientras nos relataba su historia los ojos de Carmen reflejaban esperanza “Desde que entré allí las personas fueron muy amables y luego nos atendió la doctora Lucila y fue como si se me hubiera aparecido un ángel. Ella me preguntó por mi familia, sobre mi situación, fue una persona que me dio un apoyo moral muy grande. Recuerdo que me dijo: ‘usted debe salir adelante, usted puede salir adelante con el niño’ y me dieron la ayuda con el mercado. Fue como si se me abriera una puerta. Fue una ayuda inmediata. En ese momento sentía que ya no había nada que hacer, pero cuando me dan esa ayuda en Casa Rosada, recobré el valor y comencé a pensar la vida no se ha acabado aquí, debo salir adelante con mi hijo”, asegura con entusiasmo
 
 “Todas las palabras que me dijo la doctora Lucila, independientemente de la ayuda que me daba que parecía caída del cielo, me hicieron sentir que realmente me escuchaba y me daba una mano. Alguien por fin me decía, su vida tiene solución”, relata Carmen. En este punto se le quiebra la voz y el llanto aparece al recordar ese momento tan amargo de su vida. 
 
Carmen continuaba su relato: “Como no podía quedarme más donde mi hermana, porque el dueño del apartamento le dijo que solo le había arrendado a dos personas y que yo no podía estar ahí, entonces Emergencia Social me ofreció vivienda en un hotel mientras la doctora Lucila, junto con la Fuerza Aérea, me conseguían un pasaje para Leticia. Allí estuve 8 días y luego me fui para mi tierra, y tuve a mi hijo junto con mi familia…”
 
Después de esa mala experiencia, Carmen decidió volver a Bogotá, junto con su hijo.  “Sabía que tenía una mano amiga con Emergencia Social. Cuando llegué aquí, volví a ir a la Casa Rosada. La doctora Lucila me ayudó a conseguir un nuevo trabajo y también me informó sobre los jardines de la Secretaria de Educación. Ahora  lo tengo en uno y me lo tratan muy bien. Ustedes me cambiaron la vida, más que cambiarla me salvaron de morir, de tomar una mala decisión, no es por exagerar pero el apoyo que me dio Emergencia Social fue una bendición sino hubiera ido a Casa Rosada, mi hijo no viviría”, finaliza. 
 
Hoy en día ha logrado superar su situación de vulnerabilidad. Actualmente ha formado una familia con un hombre que no solamente la ama de verdad sino también a su hijo. Tienen un negocio pequeño. Sueña con acabar sus estudios, ver a su hijo crecer, darle un mejor futuro, ayudar a sus padres. Los ojos de Carmen brillan de felicidad, aferrada a la mano de su pequeño hijo de dos años, quien la contagia y fortalece para seguir luchando porque está convencida hoy  más que nunca que ser madre es el don más maravilloso. 
 
¿Y quién es Lucila?
 
Lucila Mahecha es una mujer cálida. Con su amplia sonrisa atiende a personas en condición de vulnerabilidad social en el CAPIV. Psicóloga de profesión lleva más de tres años atendiendo en la Casa Rosada en Emergencia Social de la SDIS.
 
Su trabajo constante con la población más vulnerable de Bogotá, ha llevado a que esta mujer de ojos oscuros sea una experta en el arte de escuchar a las personas y buscar soluciones reales para ellos. Así como sus otros compañeros de localidades, el equipo de Emergencia hace articulación con diferentes entidades tanto distritales como nacionales para orientar y acompañar a quienes por diferentes razones no han logrado superar situaciones de vulnerabilidad y pobreza.
 
“Todos los días muchas personas pasan por nuestros servicios y pocas veces tenemos la posibilidad de saber realmente cuanto hemos impactado su existencia. Aveces sólo pensamos que hicimos un día más de trabajo y no somos conscientes de que al hacer algo que parece cotidiano cambiamos vidas, en este caso salvamos dos.  Por eso la invitación es seguir haciendo nuestro trabajo con el corazón, con la responsabilidad y el espíritu de servicio que siempre nos ha caracterizado”, asevera la doctora Lucila, como la llaman los usuarios. 
 
foto de carmen 2
 

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Funcionarios de Integración Social cumplieron en el VIII Simulacro Distrital

foto de simulacro 1

 
Bogotá, octubre 26 de 2016. Siendo las 11 de la mañana se llevó a cabo el VIII Simulacro Distrital de Evacuación en Bogotá, ejercicio de prevención en el cual la Secretaría Distrital de Integración Social participó activamente. 
 
Este año 610 unidades operativas hicieron parte de esta actividad  que dio como resultado: 70.349 personas evacuadas, de las cuales 52.095 eran niños y niñas, 18.254 eran adultos incluyendo 2.304 personas que presentaban algún tipo de discapacidad. 
 
Fue un gran reto evacuar oportunamente a todas las personas que estaban en nuestros espacios institucionales;  el orden, la rapidez y efectividad del ejercicio fueron el mejor resultado que para la SDIS arroja el ejercicio del Simulacro Distrital. Sin embargo, esto no hubiera sido posible sin la colaboración de los 5.319 brigadistas que apoyaron esta titánica tarea. 
 
Por su parte, los funcionarios de nivel central evacuaron la torre sur del edificio San Martín en 21 minutos. Tiempo récord comparado con el pre-simulacro, del 22 de septiembre, donde gastaron 28 minutos. Fueron 810 funcionarios los que abandonaron la edificación en orden y siguiendo las directrices de los brigadistas. 
 
Recordemos que el simulacro nace como una iniciativa en Bogotá para preparar a las personas que vivimos en esta ciudad frente a la ocurrencia de un evento sísmico o de gran impacto basándonos en que sismos de magnitud similar, al del eje cafetero, afectaron nuestra capital en 1787, en 1827 y el último en 1917. 
 
Por lo tanto, las cifras citadas nos muestra la buena respuesta institucional que en la SDIS tenemos para evacuar a nuestros usuarios y servidores en una situación real de emergencia, lo cual indudablemente permitirá proteger lo más valioso que tenemos: la vida de todos. 
 
foto de simulacro 2
 
foto de simulacro 3
 

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Tesón y valentía: ingredientes para el resurgimiento de los Hernández

foto de mujer adulta

 
Han pasado 85 días desde aquel 19 de abril cuando los Hernández lo perdieron prácticamente todo. Ese trágico martes las llamas consumieron enseres, electrodomésticos y lo peor: la vida de ‘Niño’ y ‘Óscar’, los dos gatos que desde hace varios años eran los consentidos de esta familia que habita el apartamento 504 en un conjunto residencial del barrio Galicia, en la localidad de Ciudad Bolívar.
 
Esta emergencia fue atendida por el equipo de Gestión del Riesgo de la Secretaría Distrital de Integración Social que presta sus servicios a las familias en situación de emergencia social, natural o antrópica, con el fin de contribuir a la superación de la situación.
 
A pesar de la difícil situación, hubo algo que el corto circuito que ocasionó la emergencia no pudo destruir: las ganas de Cristina, Karla y Rafael por superar este momento que, según la mujer cabeza de familia, logró unirlos con el propósito de darle una bofetada a la adversidad y demostrar que el hollín que recogían sus dedos de las paredes era solo el estímulo para fortalecerse como familia y comenzar un mejor futuro.
 
foto panoramica de vivienda
 
“Estas tragedias hacen que la gente se conecte más. En mi caso lo viví con mis hijos y mis vecinos, porque sin ellos no hubiera sido posible salir de esta situación”, relata Cristina Hernández, agregando que la ayuda inicial del Distrito con ropa, mercado, colchonetas, elementos de aseo y el subsidio de un mes de arriendo por 480 mil pesos le sirvieron para mitigar los malos días que pasó.
 
Al 30 de junio de 2016, el equipo de gestión del riesgo atendió a 1.021 personas que conforman 483 hogares en las 20 localidades de la ciudad.
 
Operación reconstrucción
 
No había tiempo que perder y los lamentos no reconstruyen casas. Con esta mentalidad, los Hernández y sus solidarios vecinos limpiaron, barrieron y cambiaron todo lo achicharrado por el fuego. Según cuenta Cristina, al comenzar las labores ‘mágicamente’ aparecieron tejas, vidrios, pintura y mano de obra que donaban las ferreterías del sector y las personas que con afecto le hacían saber que no estaba sola.
 
Fue tal la atención que recibieron del vecindario, que ningún detalle de la subsistencia de esta familia quedó a la deriva. “El uno traía desayuno, el otro llegaba con almuerzos, algunos simplemente nos visitaban y nos traían roscones con gaseosa”, recuerda esta bogotana de 42 años, quien al borde del llanto reconoce que nunca se imaginó tamaña solidaridad de la gente.
 
Pero la ayuda no terminaría ahí, ya que aparte de lo mencionado por Cristina, llegaron a su casa aportes inesperados. Un programa de televisión se solidarizó con su caso y en una campaña recaudó una nevera, una lavadora, un closet y varias cobijas. Los compañeros de 7° grado de bachillerato de Rafael realizaron una colecta donde completaron para los materiales faltantes; pero lo más impactante fue cuando recibió una encomienda de un familiar de una vecina, quien desde Estados Unidos le envío varios elementos que agradece con el alma.
 
Una experiencia para renacer
 
Hoy la casa de los Hernández tiene nuevamente calor de hogar. Los pisos blancos, las paredes perfectamente pintadas, y la convivencia de una familia normal, son la mejor muestra de que la voluntad y el tesón son más fuertes que las calamidades. Por eso con la frente en alto Cristina asegura que aunque faltan algunas cosas para completar su dotación de casa, ya cuenta con lo necesario para vivir feliz con sus hijos.
 
A esta familia le cabe perfectamente el dicho de ‘no hay mal que por bien no venga’. Frase que se aplica perfectamente para Rafael, quien gracias a la desgracia quedó con cuarto propio en el mezzanine que se construyó luego de la remodelación. Antes compartía habitación con su madre.
 
foto de cocina de la casa
 
Para Cristina solo queda un tema pendiente en su recuperación: hace más de un mes no puede atender su negocio de fritanga cerca del Frigorífico Guadalupe por culpa del paro camionero, que espantó a sus clientes gastronómicos por la crisis del transporte. Sin embargo, por ahora los ingresos de la casa quedaron temporalmente en cabeza de Karla, quien a pesar de su juventud ha demostrado madurez para echarse encima tal responsabilidad.
 
En una nueva visita del equipo de gestión del riesgo de la Secretaría Distrital de Integración Social se hizo seguimiento del caso y se le solicitó a Cristina su retroalimentación acerca de la atención que recibió por parte del Distrito. De su experiencia quedaron importantes insumos para este grupo que a diario brinda asistencia humanitaria a las personas que enfrentan una emergencia natural o social.
 

Vea la noticia anterior: Los Hernández, la familia que renació entre las cenizas
 
 
 
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Los Hernández, la familia que renació entre las cenizas

foto interna de la casa 1

 
El pasado 19 de abril quedó marcado en el calendario de la familia Hernández. A las 9:30 de la mañana de ese día, un incendió les quitó casi todo lo material que tenían y un par de gatos que adoraban. A pesar de esto, se consuelan al pensar que por lo menos siguen con vida, y sobre todo, con ganas de salir triunfantes de esta dura prueba del destino.

Todo comenzó con un corto circuito en una de las habitaciones del apartamento que desde hace 10 años comparten Cristina Hernández y dos de sus hijos, en el barrio Galicia de la localidad de Ciudad Bolívar en el sur de Bogotá.

La chispa que precipitó la emergencia ocasionó que en pocos minutos las llamas consumieran las cortinas, camas, ropa, electrodomésticos y todo lo que encontró a su paso.

Por fortuna, Cristina, la mujer cabeza de hogar y sus hijos Karla Michell y Rafael Alejandro no se encontraban en casa. Sin embargo, Niño y Óscar, los gatos que los acompañaban desde hace varios años, no corrieron con la misma suerte y fueron las víctimas de esta historia cuando una humareda negra los asfixió intentando escapar por las ventanas.  
  
A los pocos minutos del suceso los vecinos alertaron a las autoridades, quienes de inmediato activaron las acciones de atención. Las marcas que dejaron las herramientas en  la puerta de la edificación son la muestra del esfuerzo que hicieron los bomberos para poder ingresar. Cada minuto que se pierde es vital para salvar vidas y disminuir la tragedia.

Una realidad inevitable

Cuando Cristina regresó de su trabajo como vendedora ambulante de morcilla en las inmediaciones del Frigorífico Guadalupe, a unas diez cuadras de su casa, solo pensaba en sus hijos y en lo catastrófico que hubiera sido para ella que alguno hubiera muerto. Lo único que encontró al volver fue el producto de años de trabajo hechos carbón y a los animales tendidos, luego de luchar por salir.

“Yo sé que lo que perdimos es mucho, pero no importa porque poco a poco vamos a recuperarlo todo. Soy positiva porque gracias a la colaboración del Distrito y las ayudas de mis vecinos, cada vez mi casa tiene mejor cara”, narra esta bogotana de 42 años.

A pesar del infortunio, ella identifica este traspiés como una oportunidad de aprendizaje para todos: “nunca dejemos solos a los niños en las casas, nunca”, reflexiona mirando a sus hijos.  
 
Apenas ocurrió el hecho, el caso tuvo la atención de las entidades distritales. A la respuesta inicial de Bomberos de Bogotá, le siguieron la asistencia de la Alcaldía Local y la Secretaría Distrital de Integración Social, a través del equipo de Gestión del Riesgo que gracias a la labor de su referente local brindó el apoyo inicial con kits de aseo, ropa, colchonetas y un bono canjeable por alimentos para esta familia.

A partir de allí Cristina inició el plan de reconstrucción de su hogar. De todas las adversidades de su vida había salido avante y esta vez no iba la excepción. Por eso, apenas se apagaron las llamas y el susto se pudo controlar, comenzó para los Hernández una nueva etapa. La solidaridad de sus vecinos es quizá uno de los impulsos más grandes para seguir, señala con insistencia.

Mientras llega de la ferretería, su lugar más visitado por estos días, Cristina cuenta que gracias a las donaciones de los vecinos, su apartamento ya tiene techo y empieza a adquirir otra forma con cada mano de pintura que se aplica a las paredes negras, la limpieza de todos los rincones y el retiro de escombros. Incluso hay vecinos que la apoyan de tiempo completo instalando, limpiando, o simplemente acompañándola.  

Lo que sigue

Por ahora ella y sus hijos viven en casas de familiares. En el ambiente aún se perciben las partículas y el olor a material achicharrado que dejó el incendio y por eso no es saludable que habiten esta vivienda que adquirieron gracias a un subsidio que les entregó el Distrito.

Una nueva visita del equipo de Gestión de Riesgo de la SDIS verificó las condiciones de esta familia, que ahora cuenta con un subsidio de arrendamiento del Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático- IDIGER-, para garantizar su seguridad física mientras se establece si el predio tiene daños estructurales.

Cristina, Karla y Rafael quieren volver lo antes posible a la normalidad de sus labores. Karla como agente de call center en una empresa española, Rafael como estudiante de séptimo grado de bachillerato en un colegio distrital, y Cristina que no puede descuidar su negocio de fritanga, donde en promedio se gana 25 mil pesos diarios para sostener su hogar. 
  
La asistencia humanitaria de esta familia no hubiera sido posible sin el trabajo articulado de las entidades distritales y, específicamente del grupo de Gestión del Riesgo de la Subdirección para la Identificación, Caracterización e Integración de la SDIS, que en el primer trimestre de 2016 atendió a 463 personas que conforman 163 hogares en 11 localidades de la ciudad. 
 
foto interna de la casa 2
 
foto interna de la casa 3
 
foto interna de la casa 4
 
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La Secretaría de Integración Social presentará el Aplicativo de Planes Escolares de Gestión de Riesgos y Cambio Climático

Aplicativo de Planes Escolares

 
BOGOTÁ ES EJEMPLO DE AVANCE TECNOLÓGICO EN LA GESTIÓN DE RIESGOS
 
• En 2015, a 31 de octubre, se han asesorado de manera personalizada a 112  personas del talento humano de los jardines infantiles oficiales y privados y de manera grupal a 1334.
 

Bogotá, diciembre 10 de 2015. Con la participación de maestras y maestros coordinadores de los jardines infantiles privados y oficiales del Distrito y agentes educativos del Programa “Ser Feliz Creciendo Feliz”, relacionados con la gestión de riesgos en cada una de las entidades que conforman el espacio de articulación interinstitucional para Planes Escolares de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, se realizará el Lanzamiento del Aplicativo de Planes Escolares de Gestión de Riesgos y Cambio Climático.

La gestión de riesgos en la infancia, es uno de los aspectos más importantes que ha trabajado Bogotá en los últimos años; realizando diferentes estrategias que le permiten a los escenarios de educación de la primera infancia, la infancia y adolescencia, identificar, mitigar, dar respuesta y recuperarse ante posibles emergencias y desastres.

Como parte de la implementación de esta política, la Secretaría Distrital de Integración Social desde su función de asesoría técnica, desarrolla periódicamente procesos de capacitación y fortalecimiento, dirigidos a agentes educativos de la primera infancia, infancia y adolescencia, con el objetivo de mejorar la calidad de la atención en los servicios sociales asociados a la infancia del Distrito.

Una de las estrategias de fortalecimiento, es la implementación de asesorías grupales y personalizadas dirigidas al talento humano de los jardines infantiles, en la documentación e implementación de los planes escolares de emergencia y contingencias –PEC-, realización de simulaciones y simulacros. Además la Secretaría de Integración Social viene trabajando desde hace cuatro años de manera articulada con el IDIGER, las Secretarías de Salud y Educación y la Unidad Administrativa Especial Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, para construir los lineamientos de los Planes Escolares de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, que se constituyen en un instrumento de gestión de las instituciones y establecimientos oficiales y privados de Atención Integral a la Primera Infancia, Infancia y Adolescencia. Este instrumento es modelo en las instituciones públicas del país y configura a Bogotá como ejemplo de avance tecnológico en la Gestión de Riesgos.

FECHA: Viernes, 11 de diciembre de 2015
HORA: 8:30 am
LUGAR: Auditorio Cinemateca Distrital- Carrera 7  #  22 - 79

Secretaría Distrital de Integración Social Oficina Asesora de Comunicaciones

 
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La SDIS y el Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, juntos en la gestión del riesgo

foto de bomberos con niños

La Secretaría Distrital de Integración Social a través de la Subdirección para la Gestión Integral Local, avanza en las acciones territoriales que realiza en alianza con el Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá-(UAECOB), estas buscan la sensibilización y educación en prevención de incendios y emergencias conexas, dirigidos a niños y niñas entre los seis y doce años incluyendo a sus núcleos familiares. Con juegos y actividades lúdicas, la población participante de los procesos conoce operativamente la gestión del riesgo.

Con el éxito que han tenido eventos de gestión del riesgo en las localidades de Bosa, Usaquén, San Cristóbal y Tunjuelito, el pasado 21 de noviembre en la localidad de Fontibón, se celebró el evento con la participación de más de 300 personas.

Otro componente que hace parte de la alianza con esta entidad son las visitas a las estaciones de bomberos de las localidades, a las que se lleva a niños y niñas de los comedores comunitarios y otras unidades operativas de las localidades de Ciudad Bolívar, Tunjuelito, Rafael Uribe, San Cristóbal, Puente Aranda, La Candelaria y Engativá.

Con las visitas a las estaciones locales y los eventos de gestión del riesgo los participantes de los servicios sociales tienen la oportunidad de conocer las instalaciones, vehículos e instrumentos de trabajo y sensibilizarse para la prevención y mitigación del riesgo de incendios, accidentes con materiales peligrosos y los procedimientos para realizar rescates en general. 

 
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