Secretaría Distrital de Integración Social

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Un amor que nació en El Bronx y hoy sigue en un centro de atención de Bogotá

 
No han pasado más de 40 días desde aquella madrugada cuando el helicóptero de la Policía giraba y giraba por los aires, muy  por encima de los techos de los edificios del Bronx. Mientras tanto  abajo en las calles, uniformados del CTI, Fiscalía y demás funcionarios del Distrito, recorrían zona por zona rescatando menores, jóvenes y adultos mayores de las feroces garras de la droga, la mendicidad; prostitución y todo lo que el vicio trae a su paso. 
 
En una de esas esquinas cerca de la “taquilla”, como denominan el sitio para comprar el vicio, una mujer de piel morena, un poco despeinada, de contextura delgada; con un rostro algo deteriorado por el fuerte frio de las madrugadas, el sol y la lluvia; observa con miedo las escenas.
 
 Su mente consumida por la “Bazuca” como ella misma lo afirma, no la dejaba pensar sino en su pequeño hijo. La imaginación la transportaba a un espacio en donde lo comparte con su primogénito, entre alucinaciones y sueño temerosa observa como su hijo es asesinado. El terror la envuelve más en su tragedia, pero los ruidos y gritos insoportables de la gente, hacen que despierte de sus sueño y se dé cuenta que es su vida la que debe rescatar de la muerte.
 
Ella es Cindy, una mujer de 30 años, 15 de ellos consumidos por el alcohol, el guaro, la cerveza, el bazuco y la marihuana; no le gusta las pepas, ni las combinaciones de drogas que la gente suele inventar. 
 
Llegó al Bronx, por las cosas del vicio, allí su vida giró en torno a la rumba, el sexo y el poder de algunos. Su belleza física fue su mejor aliada, con ella logró combatir los peligros de la calle acompañada de un jibaro que se rendía a sus pies y quien la defendió día y noche ante los peligros de la calle. 
 
“Allí, ser mujer es tenaz, sino la luchas, terminas siendo la mujer de cualquiera o peor finalizas muerta”, afirma ella, tomándose de las manos y orando por un momento al supremo que siempre la ha acompañado. Por cosas de la vida, tuvo un hijo con su compañero del cual solo recibió rechazo y desprecio. 
 
Muy cerca de Cindy, pasando la traba del día anterior se encuentra Fabio Andrés, uno de los más fieles “campaneros de la olla”. Parte de su vida la había entregado al servicio militar como soldado profesional. Allí muy lejos de su tierra natal, entre la selva, la violencia y los temores a morir, se encontró con su primer cigarro de marihuana. Tal vez el hecho de experimentarla, lo llevaría a un túnel sin final. Este sería el inicio de 10 años de consumo de droga. Luego de tantas frustraciones, deudas, peleas y demás conflictos personales se separó de las filas de la milicia y comenzó una vida sin rumbo fijo.
 
Llegó a la ciudad en donde un supuesto amigo le brindó la opción de conocer un lugar en donde no tendría problemas para consumir, ese sitio sería una de las ollas de expendio de drogas más impactantes del país. El Bronx, le daba la bienvenida.  La taquilla”Homero” fue su fuente de vicio por muchos días y noches aunque afirma “Yo entraba a ratos, me pagaba una pieza y trabajaba rebuscándomela afuera, pero entraba y me la fumaba “. 
 
Por su fidelidad y amistad, hizo parte de la venta de droga, la confianza que tuvo con el jibaro logró que pudiera vender a los nuevos compradores, así mismo avisaba de cualquier movimiento extraño en el sector, autorizaba la entrada de gente a la taquilla y de esta forma recibía una buena paga que invertía en él, su vicios y su posada.
 
 
UN AMOR EN LA CALLE
 
Hace más de dos años,  cuando Cindy desfilaba de lado a lado por las calles del Bronx, rebuscando el vicio o un trago de alcohol, ingresó a un conocido billar que en la zona estaba. El ruido de las rockolas, la gritería de algunos y el humo espeso en el aire la recibían al interior del lugar. Algunos choques, palabras groseras, piropos insultantes y demás expresiones llegaban a sus oídos. Su cuerpo, tal vez no era el mismo de antes, el consumo de “bazuca” iba dejando huella en sus huesos y en su piel. 
 
Con la temible ansiedad que carcomía su mente de consumir alcohol, se fue acercando a la barra del lugar. Allí un hombre, de apariencia normal, buen vestir, gorra y cabello corto la esperaba. Le brindó un trago sin esperar nada a cambio. La mirada fija entre los dos se cruzo por unos instantes, o eran las alucinaciones de los rezagos del vicio o pasaba algo especial en sus mentes. 
 
La atracción fue mutua, confiesa Cindy, tomando muy fuerte de la mano a su compañero. Yo lo ví y sentí algo más, pensaba muchas cosas; volvió a pasar por mi mente esa alucinación de ver a mi hijo muerto, pero rápidamente volví a mirar y sentí que ese hombre que me recibía allí sería algo muy especial para mi vida.
 
Por su parte, del otro lado de la barra, estaba Fabio Andrés, en su gran momento de gloria, trabajaba en ese lugar, las ventas eran las mejores, los clientes llegaban a montón, el patrón feliz y la paga cada vez mejor. Por un momento, sus sueños cambiaron al observar a esa chica que tenía al frente. “Yo la miraba y pensaba que chica tan bella, pero quien sabe con quién estará y después me gano tremendo problema”, afirma en voz baja sin negar su temor al recordarlo.
 
A partir de ese momento, varios encuentros se fueron dando, ya el billar no era el único sector para los romances. Entre cuentos e historias que le narraba a su enamorada de aquellos tiempos cuando fue soldado profesional, la atracción y el cariño inundaron sus mentes. De ser desconocidos dentro de un lugar de perdición y peligro, se convertían en una pareja que empezaba a soñar, a veces acompañados de un buen bazuco y un marihuanazo, a veces por efectos del alcohol los sentimientos se desbordaban sin control. Pero en otras ocasiones era el amor el que hacía que las nubes y las estrellas se alinearan para darles felicidad. Esté, era el inicio de algo muy especial que cambiaría sus vidas.
 
HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE
 
Gracias a ese día de intervención en el Bronx, Fabio, volvía por segunda vez a un hogar de paso, luego de un proceso de recuperación frustrado hace años. Él, como algunos otros, ya conocían del servicio, les parecía la oportunidad para desprenderse de ese oscuro pasado que no les mostraba una salida. 
 
Minutos antes de partir del lugar rápidamente y sin dudar un instante, observa de lado a lado, en medio del caos que generaba el paso de los policías y ejercito por las calles llenas de basuras, escombros y casetas ya desarmadas, logró ubicar a su amada Cindy.
 
Saltó de un lado a otro sin mediar algún peligro, la tomó fuerte de su mano derecha, la abrazo y susurrándole al oído, le dijo “Ven conmigo, ya verás que saldremos de esto, yo te cuidare, hasta que la muerte nos separe”. Cindy, por varios momentos trababa de asimilar lo que pasaba, sus alucinaciones personales, la combinación de tanto alcohol consumido y la mirada de su novio, la hacía tener tantas preguntas con muy pocas respuestas.  
 
“Respiré profundo, pensé por un instante que pasaría si me quedaba, o mejor que vendría para mí una vez saliera de este infierno”, cuenta Cindy dándole un fuerte abrazo a su pareja. Luego de muchos pensamientos, algunos empujones, peleas e insultos de muchos habitantes de calle refiriéndose a los uniformados que hacían presencia en el lugar, juntos salen del Bronx. A la vuelta de la esquina, el equipo de Contacto activo de la Secretaría de Integración Social, en medios de bienvenidas y abrazos, los acogen, unas cortas palabras, un breve registro y suben de inmediato a una camioneta que los conducirá al Centro de Atención Transitorio. 
 
Luego de varios minutos recorridos, llegan al lugar. Allí dan inicio a un proceso personal de recuperación, y pasado un mes de trabajo en el hogar,  la meta de Fabio es volver a iniciar su vida alejado de la droga y en compañía de su hermosa amada. Cindy a su vez, agradece día a día a su querido compañero de luchas, con él a su lado desde que lo conoció, confiesa ella, “ya he dejado de consumir Bazuco, él me ha enseñado muchas cosas, me apoya y me impulsa para no seguir pensando en el vicio o tener esos sueños temerosos imaginando la muerte de mi hijo”.
 
En el hogar de paso de la Secretaría Distrital de Integración Social donde conviven hace 2 meses realizan varias actividades, juntos participan en los talleres, desayunan y almuerzan acompañados. Él, no la desampara, con la mirada fija a ella, comprueba que el amor que siente por su chica nadie ni cualquier droga se lo arrebatará. Ella, lo abraza, acaricia su rostro, lo besa en la frente y juntos tomados de la mano, le piden “Papá Dios, como ellos lo mencionan”, que siempre puedan vivir juntos, hasta que la muerte los separe.
 
 
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A esta pareja de exhabitantes de calle el amor los sacó del infierno

 
Cuando José de Jesús Cabrera llegó al Centro de Alta Dependencia Funcional de La Mesa (Cundinamarca), tenía una infección en el pulmón, había sufrido una trombosis y una neumonía amenazaba con quitarle la vida. Allí no solamente curó su cuerpo, también su corazón. 
 
José, un boyacense de 53 años,  decidió hace 6 dejar las calles llevado por su enfermedad. Cuando ingresó al Centro de Alta Dependencia no podía moverse bien y respiraba con dificultad. Sin embargo, al ver a Jeimy Pineda, una habitante de calle que también se recuperaba allí, sintió vértigo. Era su corazón y no su malestar,  que le indicaba que había otra oportunidad para él. 
 
Jeimy, quien duró 22 años en la calle y tiene una discapacidad física por un accidente automovilístico, estaba allí en proceso de recuperación física y mental. Con el pasar de los días, y con una historia de vida muy similar, ambos se fueron enamorando hasta que un día decidieron ‘cuadrarse’ como él mismo lo cuenta. No fue fácil, la enamoró a la antigua, con detalles, palabras y le pidió que fuera su novia. 
 
“Empezamos a tener un conocimiento con ella  y cuando lo tuvimos yo le dije: ‘mire si usted está interesada tratémonos, quiero ser pareja suya, si ‘vusté’ me acepta’ tenemos un compromiso como pareja. Tratémonos como pareja como novios y seguimos luchando los dos acá y en otro sitio. Y ella me dijo: ‘pues sí yo si quiero porque estoy apegada y me siento sola’”, cuenta José, quien para acercarse a Jeimy, primero la empezó a cuidar, luego le brindó su amistad y empezó a cambiar su forma de pensar hacia un futuro más positivo. 
 
“Me siento enamorada de la forma de ser de él,  pues desde que yo llegué,  me empezó ayudar. Yo era grosera con los compañeros, pero hablamos con él. Me gustó las palabras que decía, pero él tenía otra pareja, pero a él no le gustó porque era muy sinvergüenza y yo le caí bien a José porque yo soy una persona muy seria y solo estoy con una persona”, asegura Jeimy mirando a su novio con tiernos ojos y apretando su mano. 
 
Ambos tuvieron una pesada vida en la calle. Conocieron el antiguo ‘Cartucho’ y luego la ‘L’, en el temido Bronx. Ambos llegaron a la capital porque eran maltratados por sus familias. A Jeimy su mamá la golpeaba constantemente. Le quemaba la cara y la agredía con palos, botellas y hasta cables. A José, por su parte, uno de sus hermanos le dio ‘palo’ durante meses. En una de esas ‘leñeras’ escapó. Llegó a la capital cojeando. 
 
Cada uno, por su lado, se internó al infierno de la droga. José empezó con la marihuana y el bazuco y así duró 30 años. Jeimy inició con el pegante y después probó alucinógenos más fuertes. Vivía de pedir dinero y se alimentaba de lo que le daban en las casas. En ese oscuro ir y venir conoció a su pareja con quien tuvieron una niña. La entregó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y nunca más supo de ella. Recuerda eso sí, que el 12 de octubre de este año, su hija cumplirá 17 años. 
 
“Le perdí el rastro porque yo la iba a ver de vez en cuando estaba en ‘Rompiendo Cadenas’ –Fundación para habitantes de calle-, pero después de que se la llevó el Bienestar no la vi más. Me gustaría saber cómo está y con quién, decirle que aún me acuerdo de ella, y que la quiero, nunca se lo dije”, cuenta Jeimy, quien ahora se dedica a vender dulces y cigarrillos.
 
José tampoco supo qué pasó con sus dos hijos. Un día, la mujer con la que vivió al llegar a Bogotá, lo abandonó llevándose a sus retoños. Eso lo llevó a las calles y a la degradación. 
 
“De la noche a la mañana se fue con ellos. Me desperté y ya no estaba. Deprimido empecé a consumir y ya nunca más salí, solo hasta ahora, que tengo una razón para luchar y que me voy a casar”, asegura el boyacense, quien ahorra trabajando como vendedor de refrescos para tener una boda decente con su idílico amor. 
 
No ha sido fácil. En una vivienda del barrio San Vicente, en Tunjuelito, ambos residen en una habitación. Son el único apoyo para el otro y el motor de fuerza para no recaer. Acepta que a veces el ‘demonio’ –como él lo llama-, los tienta, pero se tienen el uno al otro para enfrentarlo. 
 
“A mí me gusta ser sincero y claro, a veces a  uno le dan ganas. Pero entonces ella me aconseja mucho y me dice que no quiere saber nada de la calle. Es como el cuento, son malos pensamientos que lo llevan a una vaina que uno no quiere saber nada, pero si uno no pone de su parte, no se recupera. El consumo de drogas es algo no se lo deseo a nadie, ni al más enemigo, porque es el demonio el que lo influye a uno. De la calle no le quedan a uno sino tristezas y sufrimientos”, concluye, con los ojos vidriosos. No está triste, está enamorado. 
 
 
 
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Durante el cuatrienio se invertirán 172 mil millones de pesos para recuperar habitantes de calle

 
•  El Distrito tiene contemplada una inversión de 172 mil millones de pesos para atención integral a habitantes de calle a través de Hogares de paso, Centros de Atención Transitorio, Comunidades de vida y programas de Desarrollo Personal.
 
• Como parte del proceso de recuperación de habitantes de calle, la SDIS cuenta con el Centro de Alta Dependencia, Mental y Cognitiva en La Mesa Cundinamarca, al cual son trasladados los usuarios que requieren especial cuidado médico y psicosocial. 
 
• En este centro se encuentran 100 exhabitantes de calle que en algún momento pasaron por El Bronx en su etapa de consumo de sustancias psicoactivas.
 
Bogotá, 30 de Junio de 2016. Con una inversión de 172 mil millones de pesos en los próximos cuatro años, 111 mil millones más que en la administración anterior, la alcaldía de Enrique Peñalosa apuesta por brindar a los habitantes de calle de la Bogotá nuevas herramientas de recuperación, mejorando de esta manera la percepción de seguridad en la ciudad.
 
Para lograr estos objetivos, la Secretaría Distrital de Integración Social cuenta con una ruta de atención para los habitantes de calle que comprende acciones de atención transitoria, comunidades de vida y espacios de cuidado para personas con alta dependencia, funcional o cognitiva.
 
La Secretaria de Integración Social, María Consuelo Araújo Castro, recorrió el Centro de Alta Dependencia Funcional o Cognitiva, ubicado en el municipio de La Mesa, Cundinamarca. A este lugar son remitidos aquellos habitantes de calle con gran deterioro de sus condiciones de salud, con el objetivo de mejorar su calidad de vida y lograr incluirnos nuevamente a su entorno social y familiar.  
 
Cabe destacar que en este centro se encuentran internos algunas personas que en el pasado estuvieron en el sector de El Bronx, pero en la actualidad adelantan su proceso de inclusión social en este espacio rural que el Distrito pone a su disposición en ambientes alejados de los lugares de consumo para una mejor recuperación.
 
Al cumplirse un mes de la intervención en el Bronx, 2.051 habitantes de calle que procedían de este sector han sido atendidos por la SDIS en sus centros integrales. Así mismo, se adelantan intervenciones en otros puntos neurálgicos como Cinco Huecos y San Bernardo, donde se identificaron y trasladaron a 306 habitantes de calle para brindarle procesos de recuperación de hábitos de higiene personal, alimentación, dormitorios y procesos psicosociales.
 
Adicionalmente a estas acciones, ‘Bogotá Mejor para Todos’ prepara para 2017 la elaboración de un nuevo censo de habitantes de calle en articulación con el DANE, que actualizará la información sobre esta población y servirá de insumo para avanzar en el mejoramiento de sus condiciones de vida, contribuyendo de esta manera a mejorar la convivencia en la ciudad.   
 
 
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Atención Sector Integración Social tras operativos en San Bernando y Cinco Huecos

 
Bogotá 22 de junio de 2016.  Continuando con la atención integral para los habitantes de calle que se encontraban en los sectores de Cinco Huecos y San Bernardo, en el centro de Bogotá, la Secretaría Distrital de Integración Social atendió hasta el momento a 275 habitantes de calle en sus centros integrales.
 
De acuerdo con las cifras de la Subdirección para la Adultez de la SDIS y el IDIPRON, 275 personas mayores de 22 años fueron trasladadas al Hogar de Paso. Así mismo, otros 89 ciudadanos entre 18 y 28 años aceptaron ser llevados al Centro Oasis en la localidad de Puente Aranda, donde el distrito les ofrece diferentes opciones para su recuperación. 
 
Cabe mencionar que estas personas al ingresar a los centros de atención cuentan con espacios de aseo personal, alimentación, apoyo psicosocial y el inicio de un proceso de recuperación a mediano plazo con actividades de inclusión social, para quien escoja esta alternativa.
 
La atención integral para los habitantes de calle continuará prestándose en los diferentes centros de atención por un equipo de más de 460 funcionarios de la Secretaría Distrital de Integración Social.
 
 
 
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Según Censo 2011 40% habitantes de Calle de Bogotá provienen de otras ciudades

 
De acuerdo con la última georreferenciación realizada en terreno por la Secretaría Distrital de Integración Social se identificaron en 19 localidades de la ciudad 1.215 ‘parches’ y 3.667 ‘cambuches’ que confirman el aumento de la población habitante de calle desde 2010, por lo cual no se puede afirmar que es un fenómeno generado por la intervención realizada en El Bronx, en días pasados. 
 
Esta información se dio a conocer en un debate de control político en el Concejo de Bogotá al que fue citada la secretaria de Integración Social, María Consuelo Araújo Castro.
 
En el trabajo de campo que se llevó a cabo durante seis meses, se abordó a los habitantes de calle en ‘parches’ y ‘cambuches’ identificando características socio-demográficas, así como información sobre el inicio de la vida en calle, factores de permanencia, consumo, edades y tiempo de vida en la  calle. 
 
Durante la caracterización se consultó a  5.062 personas habitantes de calle, de las cuales 3. 531 culminaron con éxito la encuesta. La mayoría fueron contactadas en la Localidad de Los Mártires y  Santa Fe. También se destacó una alta presencia en sectores como Kennedy con el 11,6 % y Puente Aranda con el 11,0%. 
 
La mayor población registrada se encuentra entre los 27 a 59 años de edad. Le siguen los jóvenes entre los 18 y 26 años de edad.
 
Por otra parte, el último censo realizado en el año 2011 a esta población, identificó 9.614 habitantes de calle en Bogotá, de los cuales 7. 971 se caracterizaron en la calle y 1.643 en los hogares de paso del distrito.
 
De acuerdo con los resultados, se identificó que el 54,2% de los encuestados, registra haber nacido en la ciudad de Bogotá y el 40% afirma proceder de otras regiones. La mayoría de migrantes proviene del Valle del Cauca con el 13,1%., Antioquia y Cundinamarca aportan el 12,8% y departamentos como Tolima, Caldas y Boyacá siguen con el 10% de la población.
 
La Secretaria de Integración Social, María Consuelo Araújo indicó que “Bogotá nos ha acogido a muchas personas que venimos de fuera y en ese orden y en ese marco nosotros respetamos la sentencia de la corte constitucional, acogemos a los habitantes de calle  con toda la oferta institucional de la secretaría y estamos proponiendo trabajar en una mesa con las principales ciudades para poder diseñar una política conjunta para el tratamiento de la problemática”
 
 
Desde la estrategia de intervención en El Bronx, Integración Social atendió a 3.193 habitantes de la calle, entre los 22 y 80 años, de los cuales 2.049 reportaron proceder de este sector. 
 
Para el 2017 el Dane y la Secretaría Distrital de Integración Social realizará un nuevo censo previsto en el Plan de Desarrollo ‘Bogotá Mejor Para Todos’, que incluirá un  cuestionario dirigido al abordaje de habitante de calle y así establecer el número real de esta población y su respectivo plan de acción.
 
“El Alcalde Mayor Enrique Peñalosa propuso al DANE hacer un nuevo censo y ya tenemos  recursos del orden de dos mil millones de pesos para tal efecto. Actualmente estamos trabajando para hacer 42 preguntas específicas al habitante de calle” agregó la funcionaria.
 
 
 
 
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Continúa atención a habitantes de calle tras intervención en El Bronx

 
Junio 10 de 2016.  Día tras día desde la intervención de la Calle del Bronx aumenta el número de personas habitantes de calle atendidas en los 7 centros de atención de la capital, según reportó la Secretaría de Integración Social.
 
De acuerdo con el último balance del día de hoy, se atendieron 3.010 habitantes de calle en las diferentes modalidades, de autocuidado y acogida para iniciar su recuperación.
 
Se aumentó, además, la atención en 1.117 personas, con respecto al 1 de junio, cuando los atendidos sumaban 1.883. Esto indica que los habitantes de calle siguen acudiendo a los Centros de Acogida de la Secretaría de Integración Social del Distrito tras su salida de El Bronx.
 
Igualmente se destaca que más de 470 funcionarios de la Secretaría de Integración Social se encuentran en los diferentes centros con los que cuenta el Distrito en el proceso de recuperación integral a los habitantes de calle que accedieron a los servicios y en general a los que habitan en dichos centros.
 
Desde el momento de la intervención se entregaron 32.442 raciones de comida y se aumentaron de 300 a 739 los cupos de cobertura transitoria en los centros de atención especializados en habitantes de calle.
 
Actualmente 120 personas de la entidad hacen contacto activo en calle para persuadir a los habitantes que duermen en puentes o deambulan en vías principales y secundarias para que accedan a los servicios de recuperación en los centros integrales del distrito.
 
La Secretaría de Integración Social continuará garantizando la atención a los habitantes de calle que voluntariamente acudan a los centros dispuestos para su proceso de inclusión social con base en la sentencia T-043 de 2015 proferida por la Corte Constitucional.
 
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Así opera el grupo que rescata a habitantes de calle del “infierno”

 
 ¿Sabe por qué me animé a ir al centro? Porque allí, hay gente que nos ayuda. Con esta frase Julio César López, un habitante de calle que dormía debajo de los puentes de la calle 26 con carrera 3, explica que asistirá a los centros de atención integral de la Secretaría de Integración Social porque en ese lugar lo acepta sin ser indiferentes, y hay gente que lo pueden apoyar para no volver a la calle.
 
Julio César aceptó la invitación del grupo de Contacto Activo que durante las 24 horas del día recorre los puntos neurálgicos de la ciudad con presencia de habitantes de calle, invitando a aquellos que tienen como refugio los puentes, andenes, túneles de Transmilenio y cualquier lugar que los pueda proteger del frio y los aleje de las miradas que rechazan su estadía en el espacio público de la ciudad.
 
No es una labor fácil. Para pertenecer a este grupo especializado, además de tener agallas para entrar a peligrosos sitios con fuertes olores, hay que desarrollar una sensibilidad que permita abordar con tacto a una población que hoy se encuentra en la retina de la opinión pública, luego de que la administración distrital decidiera ‘meterle el diente’ a la problemática social y urbanística del Bronx, en el centro de Bogotá.
“Aunque el esfuerzo de la entidad se ha concentrado en los últimos días en atender a la gente que llega del Bronx, Contacto Activo sigue recorriendo las demás zonas de Bogotá para invitar a los habitantes de calle a que vayan a los centros y dignifiquen su condición”, señala Carlos Martínez, coordinador del grupo, quien dirige a 120 personas que en tres turnos diarios caminan por las avenidas para rescatar a estas personas que en su mayoría se ahogan en las adicciones.
 
 
A la conquista de las calles
 
En esta ocasión la ruta que se trazó al iniciar la jornada contempló que el grupo subiera por la calle 26 entre la Avenida Caracas y la carrera Tercera. En el primer acercamiento realizado, a la altura de la carrera Décima, se sensibilizaron a tres personas. Dos accedieron a subirse a la camioneta, el restante agradeció la oferta pero dijo que no. Fue un buen comienzo, porque muchos contestan negativamente.
 
Al seguir, una de las promotoras sociales comentó: “vamos a buscar al ‘Pirata’ que siempre duerme aquí arribita”. Efectivamente el ‘Pirata’ dormía donde acostumbra cuando fue contactado. Se nota que volvió a este mundo cuando le tocaron la espalda y al mirar de reojo, cuatro personas de chaqueta azul lo saludaron y le dijeron que fuera a desayunar con ellos al Centro de Acogida.
 
Pero el ‘Pirata’ como casi siempre dijo que no, mientras sobaba la mano de la promotora que le hablaba casi con dulzura, tratando de conquistar su lado racional y poder convencerlo de abandonar, así sea por unas horas, el duro cemento y salir del trance que le produjo una noche de consumo de bazuco y ‘chámber’ –bebida rústica que combina alcohol y frutiño-.
 
Al llegar a la carrera Tercera empezaron a divisarse otros habitantes de calle, distribuidos en un puente peatonal, el túnel vehicular y un parque. El grupo se repartió en dos equipos de cinco promotores para poder hablar con todos. Otros tres jóvenes accedieron a subir a la camioneta y de inmediato comenzaron una charla con los primeros dos que se habían decidido cuadras abajo. Sorprende ver cómo se conocen y saben por dónde se mueve cada cual, como quien controla los linderos de una finca. El Bronx es el tema del día en su conversación.
 
“Ya me aburrí de estar trabado y sin comer. En la calle vive uno con susto y así no aguanta”, confiesa Arley Díaz, un habitante de calle que desde hace tres años vive en esta zona cercana a las Torres Blancas y la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Con su acento antioqueño comenta junto al ‘Flaco’ que es mejor volver al Centro de Acogida porque la calle se está poniendo muy dura.
 
 
Nuevas opciones de vida
 
Ya de regreso al centro y con un botín de cinco habitantes de calle en su haber, los integrantes de Contacto Activo solicitan al conductor pasar por un punto en la avenida Caracas con calle 23 donde pueden completar el cupo de la camioneta. Al llegar al lugar, se encontraron con más de 30 habitantes de calle que saludaron con familiaridad a los promotores sociales. En esta ocasión, casi sin tener que apelar al discurso de convencimiento, otras seis personas se despidieron de sus ‘parceros’ y se fueron.
 
Finalmente, diez hombres y una mujer llegaron al Centro de Acogida donde tuvieron la posibilidad de tomar un desayuno, bañarse y mirar con otra perspectiva las opciones de vida que en adelante se pueden presentar. Por su parte, los hombres y mujeres de Contacto Activo cumplieron uno de los casi de 1500 recorridos que mensualmente realizan buscando arrebatarle a las calles a los habitantes de calle que voluntariamente comienzan un proceso de recuperación.      

 

 
 
 
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Salir de ‘El Bronx’ fue la oportunidad para reencontrarse con su familia

 
“Hijo, hijo, que alegría de verte”, fueron las palabras que alcanzó a decir, antes de verse abrumada por las lágrimas del reencuentro,  doña Oneida Isaza a su hijo Mauricio, quien llevaba más de 6 años perdido en la Calle de El Bronx. 
 
Lo abrazó fuertemente luego de que él la esperara ansioso en la sala de recepción del Centro de Acogida, Óscar Javier Molina, de Puente Aranda. 
 
Días antes, cuando se enteró de la intervención del tétrico lugar, le había pedido al altísimo, que si en esta ocasión no podía salvar a su hijo, se lo llevara con él, a los cielos. 
 
“Me sentí triste y contenta, de todo al mismo tiempo. Me dio alegría que acabaran con esa corrupción y pensé en mi hijo. Que si esa era la última oportunidad que Dios me le estaba dando y no quería salir de esta vida que Diosito se lo llevara más bien. Que se lo lleve porque estoy tan aburrida de verlo sufrir de esa manera. Oraba mucho y dije: si me vuelvo a encontrar a mi hijo que esta sea la última vez que lo intente y que lo logre para brindarle una ayuda de la manera en que yo puedo”, aseguró doña Oneida, justo después de fundirse en un abrazo con él y la hermana, Andrea Isaza. 
 
 
Lo habían visto en un noticiero. La mamá de Mauricio lo reconoció y llamó a su hija Andrea, quien a pesar de no ser muy diestra en el manejo de la web, logró ubicar el reporte y así, el sitio donde estaba Mauricio, a quien no veían desde hacía seis meses, desde el día del cumpleaños del habitante de calle, cuando se encontraron en el centro. Ese día comieron algo y se despidieron mientras él caminaba hacia el que era su hogar en ese momento, la ‘L’.
 
“En internet estuvimos mirando en noticias. Logramos encontrarlo y mi mami reconoció el lugar y así fue como llegamos a verlo. Nosotros vivimos lejos de ella, pero todo el tiempo estábamos hablando por teléfono y confirmamos que era él. Yo estaba con mi hija y mi esposo y claro, lo reconocimos. Pensé en que quería verlo, saber que sí estaba allá y que va a estar bien. Que esta vez sí va a ser y que ahora si vamos a salir de este problema”, cuenta Andrea, quien se emociona al evocar cómo fue el reencuentro. 
 
“Me puse una cita con mi mamita y nos vinimos caminando desde el centro. Encontramos una muchacha afuera que recordó el apellido y nos hizo el favor de buscárnoslo. Fue una sola alegría de saber que estaba bien de tanto problema que hay en la calle. Feliz de verlo mejor y deseando que esta vez sí se recupere, que la familia lo va a apoyar y que vamos a estar para lo que él necesite”, agrega Andrea, quien recomienda a otras personas, quienes tienes familiares en la calle, que los busquen, que hay personas que se desentienden de ellos porque no saben nada de su paradero y se limitan. Ella piden que los busquen porque son seres que necesitan apoyo, cariño y amor. 
 
Antes del reencuentro Mauricio, quien en su rostro y sus brazos tiene señales de su paso por la calle, recordó cómo llegó al centro en una situación que fue algo ‘milagrosa’. 
 
“Cuando llegó la noche los ‘Sayayines’, ósea los sicarios de El Bronx, nos dijeron que nos iban a regalar todo el bazuco que quisiéramos pero que teníamos que apropiarnos de la casa. Estaban regalando el bazuco para que atracáramos,  rompiéramos e hiciéramos y deshiciéramos. No quise hacer caso, entonces cogí mi camino y antes de la calle 13 con Caracas, miré para todos los lados y pensé: ‘Mi mejor opción en este momento es acogida. Es más no hay otra opción’ y me vine. Llegué como a la 1 de la mañana y aunque yo sabía que a esa hora no me iban a recibir, detrás mío llegó un camión con cuatro personajes y fui tan de buenas que me ingresaron y aquí estoy desde el sábado, ahora con mi familia”, relata Mauricio, quien confía en que con amor y voluntad dejará por fin las calles. 
 
Junto con Mauricio, tres habitantes de calle ya se reencontraron con su familia en los centros de Integración Social y esperan que esta nueva oportunidad, sea a su vez un nuevo comienzo.
 
 
 
 
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Habitantes de calle embarazadas son atendidas por Integración Social tras su salida del Bronx

 
Junio 2 de 2016. De los 2.124 habitantes de calle atendidos hasta el momento por  la Secretaría de Integración Social tras la intervención de la Calle del Bronx, cuatro son mujeres en estado de gestación que empezaron a recibir atención integral por parte de la Administración Distrital.
 
Las mujeres fueron rescatadas, se encuentran en los centros de atención transitoria de Integración Social y entraron al programa de Ruta de Atención Integral para evaluar su estado de embarazo, posibles riesgos en salud y para empezar a recibir todos los servicios del distrito.
 
A la fecha, 4 habitantes de la calle que se encuentran en los centros de la SDIS se han reencontrado con su familia gracias al trabajo de divulgación ciudadana sobre las personas rescatadas del Bronx.
 
De igual manera, hasta el momento la entidad ha realizado 8.219 atenciones en los siete centros de Acogida para esta población en Bogotá. 
 
Este miércoles 916 habitantes de calle pasaron la noche en los Centros de atención de la Secretaría de Integración Social.
 
Por su parte, Idipron trasladó 150 adolescentes y jóvenes a los centros de la entidad en Carmen de Apicalá y San Francisco, Cundinamarca para iniciar su proceso terapéutico. A la fecha más de 1.000 jóvenes han ingresado a las 23 Unidades de Protección Integral de la entidad.
 
De igual manera, la Subdirección para la Adultez de la Secretaría de Integración Social realizó articulación con la Fundación La Luz para promover su servicio de comunidad terapéutica como apoyo durante la contingencia, siendo el único requisito que las personas habitantes de calle estén afiliadas a la EPS Capital Salud o que  acepten su traslado.
 
La Secretaría de Integración Social continuará garantizando la atención a los habitantes de calle que voluntariamente acudan a los centros dispuestos para su proceso de inclusión social con base en la sentencia T-043 de 2015 proferida por la Corte Constitucional.

 

 
 
 
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Cerca de 1.900 habitantes de calle de El Bronx, atendidos en centros de Integración Social

Junio 1 de 2016. Día tras día desde que se intervino la Calle del Bronx aumenta el número de personas habitantes de calle atendidas en los 7 centros de atención de la capital que opera la Secretaría de integración Social.

De acuerdo con el último reporte del miércoles 1 de junio al Medio Día, se atendieron 1.883 personas en las diferentes modalidades, de autocuidado y acogida en dichos centros, aumentando en 56% los cupos con respecto a los días previos a la intervención.

Se aumentó la atención en 167 personas, con respecto al martes 31 de mayo, cuando los atendidos fueron 1.716. Esto indica que los habitantes de calle siguen acudiendo a los Centros de Acogida de la Secretaría de Integración Social del Distrito tras su salida de El Bronx.

La SDIS dio a conocer el inventario de insumos básicos para la atención de habitantes de calle que provienen del Bronx y el resto de la ciudad.

 

·         3.617 cobijas

 

·         47.733 cepillos de dientes

 

·         12.281 máquinas de afeitar

 

·         19.597 jabones de baño

 

·         9.347 Toallas de baño

 

·         3.417 sudaderas

 

·         5.142 piezas de ropa interior

 

·         2.495 raciones diarias de comida

 

·         1.000 libros de consulta para lectura

 

·         1 centro de capacitación especializado en formación en artes y oficios.

 

Más de 470 funcionarios de la Secretaría de Integración Social se encuentran en los diferentes centros con los que cuenta el Distrito realizando el proceso de recuperación integral a los habitantes de calle que accedieron a los servicios y en general a los que habitan en dichos centros.

Desde el momento  de la intervención se han entregado 12.337 raciones de comida y se aumentaron de 300 a 739 los cupos de cobertura transitoria en los 7 centros de atención especializados en habitantes de calle, que opera la Secretaría de Integración Social. 

Por su parte, el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud, IDIPRON adecuó 932 cupos más para atención de jóvenes entre 8 y 28 años habitantes de calle, entregando 2.922 raciones de comidas diarias.

A la fecha se han atendido 943 jóvenes, de los cuales 157 aceptaron proceso de internado en centros.  Finalmente se dispuso un equipo de cerca de 100 personas encargadas de atender a los jóvenes desde el día de la intervención.

La Secretaría de Integración Social continuará garantizando la atención a los habitantes de calle que voluntariamente acudan a los centros dispuestos para su proceso de inclusión social con base en la sentencia T-043 de 2015 proferida por la Corte Constitucional.

 

 

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